miércoles, 7 de agosto de 2013

En el auge del 'Movimiento 15M'



Por primera vez en la historia, el personaje del año no será un sólo individuo. Según la revista Times, el 2011 pasará a la historia mundial por ser el año de los manifestantes. Y, en España, por ser el que vio nacer al 15-M.


Tras una primavera árabe, que sacudió a países como Egipto, Argelia o Túnez, llegó la primavera española que estrenamos en un convulso mes de mayo. En concreto el día 15, cuando miles de ciudadanos de toda España recorrieron las calles de las principales urbes reclamando una democracia más directa, bajo la batuta de la plataforma 'Democracia Real YA'. Lo que parecía una flor de un día acabó germinando en todo un movimiento, azuzado por la actuación policial que tuvo lugar en la noche, cuando algunos 'indignados' decidieron acampar en la madrileña puerta de Sol.


Al día siguiente, los allí presentes comenzaron un pequeño campamento de resistencia que, tras la concentración convocada para aquella tarde en repulsa de la actuación de las fuerzas de seguridad, se convertiría en una auténtica ciudad, la ciudad Sol. En este campamento, que inmediatamente creo una serie de Comisiones centradas en los principales problemas de la sociedad, fluyó todo un ideario que se iba consensuando mediante un recuperado método de participación ciudadana: las asambleas. Se hablaba de exigir más transparencia y acabar con la corrupción política, de humanizar los bancos, de nacionalizarlos, de cambiar la ley electoral y, sobretodo y antetodo,de mejorar la democracia.


EL MOVIMIENTO SE EXPANDE


Poco a poco, las acampadas, como símbolo del movimiento, se iban extendiendo por todo el territorio nacional, ocupando las principales plazas españolas como la Plaza Catalunya, en Barcelona, que se convirtió en el segundo foco de atención. Y las voces transpasaban fronteras y se elevaban hasta el extranjero, donde italianos, ingleses, colombianos o argentinos acampaban frente a la embajada española, internacionalizando su 'indignación'.


Una 'indignación' que puso patas arriba no solo la geografía de las ciudades, sino las redacciones de los medios de comunicación, que tuvieron que colgarse de twitter y facebook para seguir los pasos de los 'indignados' que no cesaban en su frenética actividad. Asambleas y protestas convocadas de manera espontánea no dejaban hueco a ninguna de las agendas mediáticas.
Y llegaron las elecciones municipales del 22-M, y, a los políticos no les quedó más remedio que poner sus oídos en todo aquello que se estaba demandando en las plazas.

 Y, mientras continuaban abarrotadas, la Junta Central Electoral prohibía cualquier concentración para la jornada de reflexión. Los 'indignados' desafiaron dicha prohibición, con una de las concentraciones más multitudinarias en la que un espeluznante grito mudo, emitido a las 00:00 horas, dejó patente que la revolución sólo acababa de empezar.


EL SOL NO SE APAGA


El 27 de mayo la Generalitat Catalana decidió que era el momento de empezar a "limpiar" las plazas de la revolución. Las imagenes de aquel día, en las que los antidisturbios arremetieron contra los allí acampados dejando una huella de una veintena de heridos, quedarán en la retina de muchos. La fuerza utilizada para los desalojos sirvió para revivir el espíritu de las acampadas de toda España, cuando algunas ya estaban debatiendo si desmontar o no el campamento creado.


A principios de junio, y tras casi un mes de ocupación, los 'indignados', decidieron, finalmente, desmontar poco a poco las acampadas, eliminando cualquier huella de suciedad pero dejando el camino bien abonado. El movimiento, que se trasladó a los barrios, hoy permanece vivo en cada rincón de la Península y las movimilizaciones no se detienen, siendo la última gran convocatoria la del pasado 15 de octubre, cuando, a propuesta del movimiento español, el mundo entero se indigno para demandar un nuevo cambio global.

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