lunes, 30 de septiembre de 2013

Zygmunt Bauman “Hemos perdido el arte de las relaciones sociales”

La humanidad ha olvidado cómo ser feliz, advierte el sociólogo polaco
“Hay que replantearse el concepto de felicidad, se lo digo totalmente en serio”. El hombre que bautizó este tiempo de incertidumbre como modernidad líquidarepara durante gran parte de la conversación en el deseo más universal de la humanidad. El filósofo y pensadorZygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925) cree que se nos ha olvidado cómo alcanzarla: “Generamos una especie de sentido de la culpabilidad que nos lo impide”.
Bauman recaló recientemente en la capital para ofrecer una conferencia en la Universidad Europea de Madrid a propósito de su último libro Sobre la educación en un mundo líquido, publicado en 2013. La conversación transcurre en una mesa de reuniones, frente a una botella de agua que apenas toca y un gran ventanal. Y ahí, con un gesto grave como su voz, profundiza sobre la felicidad, la crisis económica, las redes sociales o la juventud. “La búsqueda de una vida mejor es lo que nos ha sacado de las cuevas, un instinto natural y perfectamente comprensible, pero en el último medio siglo se ha llegado a pensar que es equivalente al aumento de consumo y eso es muy peligroso”, señala el premio Príncipe de Asturias 2010. Con mirada enérgica, anima a cambiar los referentes: “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho”. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”, despacha el filósofo que, a sus 88 años, arranca y despide el encuentro matutino fumándose una pipa de tabaco y un cigarro.
Describe un círculo vicioso familiar a propósito de la asociación de felicidad y consumo. El padre o la madre que dedican parte del sueldo a comprar la consola al hijo, porque se sienten culpables al no dedicarles tiempo. Le hacen el regalo, pero el modelo queda obsoleto pronto y se comprometen a facilitarle el siguiente. “Para pagarlo necesitarán más éxito profesional, estar más disponibles para el jefe, usar un tiempo que quitarás a tu familia…”.
Zygmunt Bauman no tiene teléfono móvil ni perfil en las redes sociales, pero “desgraciadamente” se ve obligado a observarlos de cerca: “No tengo más remedio que interesarme por estos fenómenos por motivos profesionales”. Abomina de ellos porque considera que invaden todos los espacios y diluyen las relaciones humanas. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”, dice.
No le gusta el papel que juegan en la vida laboral y tampoco el que suplantan, en su opinión, en las relaciones personales. Se acuerda de Mark Zuckerberg, que ideó la red Facebook para ser un chico popular. “Claramente ha encontrado una mina de oro, pero el oro que él buscaba era otro: quería tener amigos”.
“Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”, se detiene. Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos “no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya”.
Fuente: elpais.com


consultado 30 de septiembre 2013 http://ssociologos.com/2013/06/13/zygmunt-bauman-hemos-perdido-el-arte-de-las-relaciones-sociales/

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Amor Romántico como utopía emocional de la posmodernidad



El amor en la posmodernidad es una utopía colectiva que se expresa en y sobre los cuerpos y los sentimientos de las personas, y que, lejos de ser un instrumento de liberación colectiva, sirve como anestesiante social.
El amor hoy es un producto cultural de consumo que calma la sed de emociones y entretiene a las audiencias. Alrededor del amor ha surgido toda una industria y un estilo de vida que fomenta lo que H.D. Lawrence llamó “egoísmo a dúo”, una forma de relación basada en la dependencia, la búsqueda de seguridad, necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo…



Este enclaustramiento de parejas propicia el conformismo, el viraje ideológico a posiciones más conservadoras, la despolitización y el vaciamiento del espacio social, con notables consecuencias para las democracias occidentales y para la vida de las personas. Las redes de cooperación y ayuda entre los grupos se han debilitado o han desaparecido como consecuencia del individualismo y ha aumentado el número de hogares monoparentales. La gente dispone de poco tiempo de ocio para crear redes sociales en la calle, y el anonimato es el modus vivendi de la ciudad: un caldo de cultivo, pues, ideal para las uniones de dos en dos (a ser posible monogámicas y heterosexuales).
De este modo, nos atrevemos a afirmar que los modelos de relación erótica y amorosa de la cultura de masas están basadas en la ideología del “sálvese quién pueda”. Mucha gente se queja de que los amores posmodernos son superficiales, rápidos e intensos, como la vida en las grandes urbes. Es cada vez más común el enamoramiento fugaz, y pareciera que las personas, más que lograr la fusión, lo que hacen es “chocar” entre sí.
Creo, coincidiendo con Erich Fromm, que a pesar de que el anhelo de enamorarse es muy común, en realidad el amor es un fenómeno relativamente poco frecuente en nuestras sociedades actuales: “La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad actual”. Y lo es porque el amor requiere grandes dosis de apertura de uno mismo, de entrega, generosidad, sinceridad, comunicación, honestidad, capacidad de altruismo, que chocan con la realidad de las relaciones entre los hombres y las mujeres posmodernas.
Por eso creo que el amor, más que una realidad, es una utopía emocional de un mundo hambriento de emociones fuertes e intensas. En la posmodernidad existe un deseo de permanecer entretenido continuamente; probablemente la vida tediosa y mecanizada exacerba estas necesidades evasivas y escapistas. Esta utopía emocional individualizada surge además en lo que Lasch denomina la era del narcisismo; en ella las relaciones se basan en el egoísmo y el egocentrismo del individuo.
Las relaciones superficiales que establecen a menudo las personas se basan en una idealización del otro que luego se diluye como un espejismo. En realidad, las personas a menudo no aman a la otra persona por como es, en toda su complejidad, con sus defectos y virtudes, sino más bien por cómo querría que fuese. El amor es así un fenómeno de idealización de la otra persona que conlleva una frustración; cuanto mayores son las expectativas, más grande es el desencanto.
El amor romántico se adapta al individualismo porque no incluye a terceros, ni a grupos, se contempla siempre en uniones de dos personas que se bastan y se sobran para hacerse felices el uno al otro. Esto es bueno para que la democracia y el capitalismo se perpetúen, porque de algún modo se evitan movimientos sociales amorosos de carácter masivo que podrían desestabilizar el statu quo. Por esto en los medios de comunicación de masas, en la publicidad, en la ficción y en la información nunca se habla de un “nosotros” colectivo, sino de un “tú y yo para siempre”. El amor se canaliza hacia la individualidad porque, como bien sabe el poder, es una fuerza energética muy poderosa. Jesús y Gandhi expandieron la idea del amor como modo de relacionarse con la naturaleza, con las personas y las cosas, y tuvieron que sufrir las consecuencias de la represión que el poder ejerció sobre ellos.
El amor constituye una realidad utópica porque choca con la realidad del día a día, normalmente monótona y rutinaria para la mayor parte de la Humanidad. Las industrias culturales actuales ofrecen una cantidad inmensa de realidades paralelas en forma de narraciones a un público hambriento de emociones que demanda intensidad, sueños, distracción y entretenimiento. Las idealizaciones amorosas, en forma de novela, obra de teatro, soap opera, reality show, concurso, canciones, etc. son un modo de evasión y una vía para trascender la realidad porque se sitúa como por encima de ella, o más bien porque actúa de trasfondo, distorsionando, enriqueciendo, transformando la realidad cotidiana.
Necesitamos enamorarnos del mismo modo que necesitamos rezar, leer, bailar, navegar, ver una película o jugar durante horas: porque necesitamos trascender nuestro “aquí y ahora”, y este proceso en ocasiones es adictivo. Fusionar nuestra realidad con la realidad de otra persona es un proceso fascinante o, en términos narrativos, maravilloso, porque se unen dos biografías que hasta entonces habían vivido separadas, y se desea que esa unión sitúe a los enamorados en una realidad idealizada, situada más allá de la realidad propiamente dicha, y alejada de la contingencia. Por eso el amor es para los enamorados como una isla o una burbuja, un refugio o un lugar exótico, una droga, una fiesta, una película o un paraíso: siempre se narran las historias amorosas como situadas en lugares excepcionales, en contextos especiales, como suspendidas en el espacio y el tiempo. El amor en este sentido se vive como algo extraordinario, un suceso excepcional que cambia mágicamente la relación de las personas con su entorno y consigo mismas.
Sin embargo, este choque entre el amor ideal y la realidad pura se vive, a menudo, como una tragedia. Las expectativas y la idealización de una persona o del sentimiento amoroso son fuente de un sufrimiento excepcional para el ser humano, porque la realidad frente a la mitificación genera frustración y dolor. Y, como admite Freud (1970), “jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor”.
Quizás la característica más importante de esta utopía emocional reside en que atenúa la angustia existencial, porque en la posmodernidad la libertad da miedo, el sentido se ha derrumbado, las verdades se fragmentan, y todo se relativiza. Mientras decaen los grandes sistemas religiosos y los bloques ideológicos como el anarquismo y el comunismo, el amor, en cambio, se ha erigido en una solución total al problema de la existencia, el vacío y la falta de sentido.
Otro rasgo del amor romántico en la actualidad es que en él confluyen las dos grandes contradicciones de los urbanitas posmodernos: queremos ser libres y autónomos, pero precisamos del cariño, el afecto y la ayuda de los demás. El ser humano necesita relacionarse sexual y afectivamente con sus semejantes, pero también anhela la libertad, así que la contradicción es continua, y responde a lo que he denominado la insatisfacción permanente, un estado de inconformismo continuo por el que no valoramos lo que tenemos, y deseamos siempre lo que no tenemos, de manera que nunca estamos satisfechos. A los seres humanos nos cuesta hacernos a la idea de que no se puede tener todo a la vez, pero lo queremos todo y ya: seguridad y emoción, estabilidad y drama, euforia y rutina.
La insatisfacción permanente es un proceso que nos hace vivir la vida en el futuro, y no nos permite disfrutar del presente; en él se aúna esa contradicción entre idealización y desencanto que se da en el amor posmoderno, porque la nota común es desear a la amada o el amado inaccesible, y no poder corresponder a los que nos aman. La clave está en el deseo, que muere con su realización y se mantiene vivo con la imposibilidad.
Si la primera contradicción amorosa posmoderna reside fundamentalmente en el deseo de libertad y de exclusividad, la segunda reside en la ansiada igualdad entre mujeres y hombres. Por un lado, la revolución feminista de los 70 logró importantes avances en el ámbito político, económico y social; por otro, podemos afirmar que el patriarcado aún goza de buena salud en su dimensión simbólica y emocional.
En algunos países las leyes han logrado llevar las reivindicaciones de los feminismos a la realidad social, pese a que la crisis económica nos aleja aún más de la paridad y la igualdad de mujeres y hombres en el seno de las democracias occidentales. Además de esta ansiada igualdad legal, política y económica, tenemos que empezar a trabajar también el mundo de las emociones y los sentimientos. El patriarcado se arraiga aún con fuerza en nuestra cultura, porque los cuentos que nos cuentan son los de siempre, con ligeras variaciones. Las representaciones simbólicas siguen impregnadas de estereotipos que no liberan a las personas, sino que las constriñen; los modelos que nos ofrecen siguen siendo desiguales, diferentes y complementarios, y nos seguimos tragando el mito de la media naranja y el de la eternidad del amor romántico, que se ha convertido en una utopía emocional colectiva impregnada de mitos patriarcales.
Algunos de ellos siguen presentes en nuestras estructuras emocionales, configuran nuestras metas y anhelos, seguimos idealizando y decepcionándonos, y mientras los relatos siguen reproduciendo el mito de la princesa en su castillo (la mujer buena, la madre, la santa,) y el mito del príncipe azul (valiente a la vez que romántico, poderoso a la par que tierno). Muchos hombres han sufrido por no poder amar a mujeres poderosas; sencillamente porque no encajan en el mito de la princesa sumisa y porque esto conlleva un miedo profundo a ser traicionados, absorbidos, dominados o abandonados.Los mitos femeninos han sido dañinos para los hombres porque al dividir a las mujeres en dos grupos (las buenas y las malas), perpetúan la deigualdad y el miedo que los hombres sienten hacia las mujeres. Este miedo aumenta su necesidad de dominarlas; el imaginario colectivo está repleto de mujeres pecadoras y desobedientes (Eva, Lilith, Pandora), mujeres poderosas y temibles (Carmen, Salomé, Lulú), perversas o demoníacas (las harpías, las amazonas, las gorgonas, las parcas, las moiras).
Paralelamente, multitud de mujeres han besado sapos con la esperanza de hallar al hombre perfecto: sano, joven, sexualmente potente, tierno, guapo, inteligente, sensible, viril, culto, y rico en recursos de todo tipo. El príncipe azul es un mito que ha aumentado la sujeción de la mujer al varón, al poner en otra persona las manos de su destino vital. Este héroe ha distorsionado la imagen masculina, engrandeciéndola, y creando innumerables frustraciones en las mujeres. El príncipe azul, cuando aparece, conlleva otro mito pernicioso: el amor verdadero junto al hombre ideal que las haga felices.
Pese a estos sueños de armonía y felicidad eterna, las luchas de poder entre hombres y mujeres siguen siendo el principal escollo a la hora de relacionarse libre e igualitariamente en nuestras sociedades posmodernas; por ello es necesario  seguir luchando por la igualdad, derribar estereotipos, destrozar los modelos tradicionales, subvertir los roles, inventarnos otros cuentos y aprender a querernos más allá de las etiquetas.
Artículo de Coral Herrera Gómez , autora del Blog El rincon de Haika, visto en entretantomagazine.com




consultado 25 de septiembre 2013 http://ssociologos.com/2013/09/25/el-amor-romantico-como-utopia-emocional-de-la-posmodernidad/

martes, 24 de septiembre de 2013

Cumple dos años la rebelión que hizo temblar a la cúpula de Estados Unidos, Occupy Wall Street OWS



Nueva York, 17 de septiembre. Hace dos años estalló aquí una rebelión que al evolucionar hizo temblar a la cúpula de este país con su grito “somos el 99 por ciento” y denunciando un sistema político y económico al servicio del uno por ciento más rico. Al marcar su segundo aniversario, ese susto permanece, a pesar de que las ocupaciones de espacios públicos a lo largo del país fueron desalojadas hace más de un año.
Publicado el: 18 de septiembre de 2013


En la imagen de arriba, se lee: “Pon fin al Sida con el Impuesto Robin Hood”; abajo, “Solidaridad con los trabajadores con bajos salarios”; a la derecha, “Los banqueros maleducados necesitan un azote de tiempo en la cárcel”. Fotos: Mike Fleshman

David Brooks, corresponsal
Publicada el 18 de septiembre en la versión impresa.
Nueva York, 17 de septiembre. Hace dos años estalló aquí una rebelión que al evolucionar hizo temblar a la cúpula de este país con su grito "somos el 99 por ciento" y denunciando un sistema político y económico al servicio del uno por ciento más rico. Al marcar su segundo aniversario, ese susto permanece, a pesar de que las ocupaciones de espacios públicos a lo largo del país fueron desalojadas hace más de un año.

Una vez más retumbaron los tambores contra los rascacielos de los bancos y oficinas gubernamentales en Wall Street y en el centro de Manhattan, donde se vieron los lemas multitemáticos, las banderas multicolores y los participantes multiétnicos con los gritos del 99 por ciento por la justicia económica y social. "A los bancos los rescataron, a nosotros nos defraudaron", coreaban por las calles.

La presencia física del movimiento Ocupa Wall Street se ha desvanecido, pero sus diversos participantes y aliados subrayan que logró transformar el debate político en este país, de un enfoque sobre el déficit y otras prioridades del sector financiero, en uno centrado en la desigualdad económica y la corrupción del sistema político por los dueños del dinero.

Otro legado de la rebelión, comentan participantes, es que una nueva generación se educó políticamente con Ocupa, y ahora esa diáspora participa en múltiples luchas por todo el país, desde el medio ambiente, la oposición a acuerdos de libre comercio, contra las guerras, y por enfrentar el poder económico y político del "uno por ciento".

Hubo una gran presencia policiaca esta mañana alrededor de Wall Street, aunque no más de 200 manifestantes llegaron para celebrar el segundo aniversario del nacimiento de Ocupa Wall Street en el ahora famoso parque Zuccotti, cuna del movimiento nacional. Justo como hace dos años, la policía "ocupó" hoy Wall Street frente a la amenaza aparente de un movimiento que ya no es masivo en su presencia física, lo cual para muchos sólo sirvió para comprobar que a las autoridades esto aún les preocupa.

“Ocupa dio a la gente algo muy poderoso, una indicación de que, si logran unirse, el Forbes 400 [la lista de los más ricos] puede desmoronarse”, dijo Bill Dobbs a La Jornada. El veterano activista en las luchas por los derechos de los gays y del movimiento anti-guerra, y quien participó en el origen de Ocupa, señaló que "ante el cinismo e ignorancia tremenda que prevalece en este país, propiciado por el uno por ciento ya que les conviene y, ante un sistema político muy durable, el cambio aquí es glacial. Pero Ocupa les dio un susto. Y nadie sabe cuándo puede haber otra erupción, como fue hace dos años, cuando decenas de miles se dieron cuenta del potencial de todo esto".

Gordon Beeferman, participante de Ocupa, músico y maestro, agregó en entrevista con La Jornada: "para mí, la respuesta policiaca contra el movimiento fue una revelación, un despertar a la realidad. Muchos, como yo, se educaron con esto".

Sumumba Sobukwe, participante en varios grupos de Ocupa y uno de los coordinadores de Occu-evolve, corriente que busca establecer vínculos entre Ocupa y una amplia gama de agrupaciones y luchas sociales, indicó a La Jornada que “Ocupa está evolucionando… y eso implica trabajo con los trabajadores de comida rápida, con el movimiento de oposición contra acuerdos comerciales, como el Pacto Transpacífico, promoviendo iniciativas de banca alternativa, defensa de educación pública, oposición a las guerras y los abusos policiacos, apoyo a jornaleros; es reconectar con el 99 por ciento… porque ahorita, aquí en este país no hay algo que se pueda llamar democracia”.

Las divisiones internas, junto con el desvanecimiento de la presencia física de Ocupa, han sido considerados por "expertos" y medios tradicionales pruebas de que el movimiento ya no existe, y que su única contribución fue cambiar el debate político, sin lograr nada más en concreto, ni su propia supervivencia como movimiento.

Sin embargo, otros señalan que la diáspora de Ocupa está por todas partes. Recuerdan que ante el desastre del huracán Sandy en la costa este del país, Ocupa logró congregar y desplegar miles de voluntarios de manera más eficiente que las grandes organizaciones dedicadas a eso, incluso las del propio gobierno.

Hoy asomaron de nuevo los carteles de "somos el 99 por ciento" y la ecléctica mezcla de "Veteranos por la Paz", junto con las "Abuelitas Rabiosas", unos anarcopunks, algunas personas en trajes de negocio, un ex capitán de la policía de Filadelfia, músicos cantando baladas obreras, menciones de luchas en Egipto, Pakistán y Palestina y múltiples temas más.

Además de actos y pláticas en Zuccotti, también hubo actos y foros en Washington Square y Times Square.

El evento más grande del día fue una marcha y mitin convocados por varios sindicatos y organizaciones, incluidos Ocupa y activistas contra el sida, a favor del "impuesto Robin Hood", propuesta internacional para imponer un impuesto a toda transacción financiera y destinar los recursos recaudados a programas de salud, educación y transporte público sacrificados a las políticas de austeridad.

En la marcha por medio Manhattan, más de mil personas de sindicatos encabezados por la Unión Nacional de Enfermeras, el de servicios, transportistas, electricistas, textileros, de trabajadores de hoteles y restaurantes, junto con una amplia gama de organizaciones sociales, demandaron que el sector financiero pague sus cuentas por los desastres e injusticias que ha provocado en este país y en el mundo. "Gracias, Ocupa Wall Street, por despertarnos", declaró Jennifer Flynn, una de las organizadoras y dirigente de Health-GAP.

Sweet Honey in the Rock, el legendario grupo a cappella de mujeres afroestadunidenses ofreció sus voces al concluir el acto. "Nosotros los que creemos en la libertad/sabemos que no podemos descansar/hasta que llegue".
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sábado, 21 de septiembre de 2013

Con marchas simbólicas no lo lograran, dice Fernández Noroña a AMLO, dejar marchas y organizar rebeldía



El ex diputado del PT afirmó que la desobediencia civil significa “paralizar escuelas, compras, no ir a trabajar ni ver televisión durante 15 días”, ya que, aseveró, no hay Gobierno que lo aguante



Gerardo Fernández Noroña, ex diputado del PT, emplazó al líder de la izquierda Andrés Manuel López Obrador a que a más tardar el próximo domingo fije su postura sobre la "guerra pacífica" que se declarará al presidente Enrique Peña Nieto para "derrocarlo o meterlo a la cárcel" y deje de "hacer marchas" que en absoluto impedirán que pasen reformas como la energética.
"Hoy tenemos que correr a Peña Nieto, lo que está pasando es gravísimo, no admite titubeos, no admite demoras, no admite cálculo electoral. Si él no encabeza esa desobediencia civil pacífica, el pueblo decidirá sus liderazgos. Yo creo que hay que jugársela con el pueblo".
"Si López Obrador tiene otra idea mejor, que la plantee, pero no puede ser otra marcha, que vayamos a rodear el Congreso para que los legisladores se vayan a sesionar al Salón de Fiestas Mi Alegría. No, debe de ser ya una decisión suficientemente fuerte para organizar la desobediencia civil, la rebeldía, la rebelión pacífica", dijo.
En una visita que realizó al campamento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Noroña reprochó a López Obrador que desde semanas ha pospuesto la reunión para tomar acciones contundentes contra las reformas aprobadas y las que vienen a través del Pacto Por México.
-Está rompiendo con López Obrador? No. Ha sido él quien ha estado de sectario. Yo lo sigo apoyando. Voy a ir a su mitin. Lo que no estoy dispuesto es a callarme la boca sino se están haciendo las acciones que requiere el país"
Luego de dar una larga sesión de historia, el petróleo y los luchadores sociales, Fernández Noroña aseguró que no se aceptan titubeos cuando "hay una grave represión contra el magisterio".
Por ello, agregó, el próximo domingo Andrés Manuel debe de entender que con marchas "no vamos a parar ni la represión ni la venta de Pemex con marchas.
"Hice un emplazamiento para que tome una decisión -como líder de la izquierda y del movimiento más importante- enérgica y hacer un combate frontal a Peña Nieto hasta lograr su renuncia.
"Nosotros creemos en la desobediencia civil absoluta y si él el próximo domingo no hace una definición seria, firme, pacífica pero con toda energía para correr a Peña Nieto y al Congreso, entonces el pueblo marcará el rumbo, le diremos cómo debe de ser, que se está equivocando y que es por acá. No puede seguir echando la pelota hacia adelante.
"No puede decir venga mañana, venga pasado y otra marcha, eso no va a detener la brutal represión que hubo con tanquetas, la Policía Federal y el Ejército disfrazado de policía", dijo.
De igual forma señaló que aunque "yo no me apellido Cárdenas, ahí voy a estar. No me ha invitado pero ahí voy a estar en la marcha.
"Pero lo que si le voy a exigir es que ya no puede posponer la convocatoria para la desobediencia civil para derrocar el gobierno de Peña Nieto o la medida que quiera pero suficiente para cambiar las cosas, el país no espera demora. No es 2018 no es 2024 no es el 2030. Esta lucha requiere de todos, de patriotas priistas, panistas, petistas, perredistas, sin partido".
Para Fernández Noroña "hay que actuar con firmeza y decisión necesaria. Tenemos que abrir más frentes para quitarle presión al magisterio. Tenemos que convocar una rebeldía de la gente. Quieren callarnos, un país de rodillas, de gente amordazada.
"Y López Obrador como líder más importante en este momento debe de estar a la altura de la responsabilidad. Y si no está a la altura pues va a ser rebasado por el movimiento porque no puede haber cálculo político, es el momento de la definición y del compromiso con el pueblo absoluta y sin restricciones", sentenció.
La guerra pacifica, dijo, es llamar a la rebeldía, a la desobediencia civil, y significa paralizar todo, escuelas, compras, no ir a trabajar ni ver televisión, 15 días no hay Gobierno que lo aguante.
El ex perredista se tomó fotos con los maestros de la CNTE y se atacó de la risa cuando su compañero Jesús Zambrano recibió rechiflas "no tuvo madre de lo que dijo del magisterio".
Anunció que se filtrará entre la gente en el Zócalo para gritarle a Peña Nieto "traidor a la patria".
Consultado: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/e1ca515285c1666b345ada043641e239

¿Qué pasa en Siria? Una explicación del conflicto por Rolf Siegel



Dos años y medio después del estallido de la guerra civil en Siria, la situación del país es más oscura y los objetivos de las distintas partes en el conflicto parecen cada vez más ambiguos.
Para entender el conflicto en Siria es esencial conocer las diferentes corrientes islámicas: el chiísmo y el sunismo. Para los chiítas, solamente los descendientes directos de Mahoma están autorizados para ser líderes de la fe; mientras  que en el caso de los sunitas, no es necesario que los líderes procedan directamente de Mahoma. Para cualquiera que no se identifique con el Islam esta diferencia puede significar poco, pero es un principio fundamental para los musulmanes y causa de muchos conflictos bélicos.
Los sunitas están extendidos especialmente en el Magreb (norte de África), la Península Arábiga y parte de Asia Central, mientras que la mayoría de los chiítas vive el antiguo territorio de Persia (Irán y el Irak de hoy). En el Medio Oriente, en particular en Líbano y Siria, se encuentran las diferencias de tensión geoestratégica de la creencia, y sus fronteras nacionales también se caracterizan por la diversidad étnica y religiosa.



Bashar al-Assad, quien pertenece a la minoría alauí chií, es el presidente de Siria, un país de mayoría sunita. En el caso de una caída, los alauitas probablemente estarían expuestos a la venganza de la insurgencia suní y perderían el poder para siempre. Esta es la razón por la que Assad no puede abandonar el poder. Tras el estallido de la violencia denominada como Primavera Árabe (2011) no había –en su punto de vista– otra opción que seguir la escalada hasta el amargo final. Sin embargo, Assad decidió enfrentar las protestas de una manera desproporcionadamente violenta. Una reacción indulgente por parte de Assad podría haber evitado que la situación empeorara. La respuesta de Assad puede explicarse en parte por el pasado de su padre, quien en los ochentas como Presidente de Siria, enfrentó a los levantamientos con violencia, estrategia con la que tuvo éxito y por lo tanto, posiblemente influyó a su hijo a tomar una respuesta incorrecta.
El gobierno chií de Assad es apoyado por Irán, un país chií, que ha luchado por la influencia en la región desde hace miles de años. Una toma de control sunita alteraría el delicado equilibrio de fuerzas, y el corredor chiíta de Irán, Siria y la organización terrorista libanesa Hezbollah perdería su poder. Con las mismas razones, Arabia Saudita y Qatar han brindado apoyo financiero y logístico a los rebeldes sunitas pues de esta manera Siria se convertiría en un estado sunita, lo que cambiaría el equilibrio geopolítico del poder en el Medio Oriente a su favor.
Sin embargo, los jugadores principales en este conflicto son Rusia y los EE.UU. Rusia desde el comienzo del conflicto ha apoyado a Assad, ya que tiene su único puerto en el Mar Mediterráneo en la ciudad siria de Tartus –el único puerto marítimo de Rusia, que no se encuentra en un antiguo territorio de la Unión Soviética– y por lo tanto de importancia estratégica vital. Por otra parte, la política exterior de Rusia, después de la caída de la Cortina de Hierro, se ha caracterizado por ser no intervencionista en los asuntos internos de otros países. Antecedentes de esta directiva es la heterogeneidad étnica de Rusia y el temor a que la intervención internacional puede ser utilizada como un argumento en las frágiles estructuras estatales rusas para futuros levantamientos. Una toma de control suní podría tener, por ejemplo, un impacto en los musulmanes del sur de Rusia y así desestabilizar la región. Además, la política exterior de Rusia también se rige bajo el llamado “juego de suma cero”, en donde decisiones como ésta se toman para demostrar su propia fuerza, pues el hecho de que EE.UU no gane representa un éxito para Rusia.
Al mismo tiempo, los EE.UU. apoyan a los insurgentes sunitas para derribar al gobierno chíita de Asaad y así debilitar a la alianza Irán-Siria-Hezbollah, principal enemigo de Israel (aliado número uno de EE.UU en Medio Oriente). Además, la influencia rusa en la región podría verse debilitada. Sin embargo, los EE.UU. temen que la caída de Assad y las armas químicas que se encuentran en el país caigan en manos de los islamistas (sunitas) insurgentes y Siria no se estabilice después de la caída de Assad, sino se convierte en otro estado fallido, como Somalia.
Una intervención internacional para solucionar el conflicto parece poco probable. Las posiciones de veto de Rusia y China no han cambiado desde 2011 y el Consejo de Seguridad de la ONU no aprobaría una resolución para una posible intervención. Sin embargo, los EE.UU podrían justificar una intervención si demuestran una emergencia humanitaria, como sucedió en Bosnia con la OTAN. Si las probabilidades de que el Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una intervención son escasas, la confirmación del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio es una pieza importante del rompecabezas para los americanos, ya que viola el derecho internacional de la Convención de Ginebra.
Por lo tanto, los Estados Unidos podrían aprovechar el uso ilegal de las armas químicas para justificar ir por sí solos. En realidad, existen diversas razones multidimensionales para justificar su acción militar: es una señal de que el uso de armas químicas contra su propio pueblo no se tolerará; también representa una manera de desviar la atención del conflicto presupuestario  en EE.UU. y la posibilidad de unir demócratas y republicanos en una misma causa, así como un signo de la fuerza de Estados Unidos, sobre todo en lo que se refiere a la nueva posición de China en el mundo. Y finalmente, es una manera de evidenciar el poder del presidente Barack Obama frente a Vladimir Putin, quien ha venido provocando a los Estados Unidos a través de acciones como las restricciones a los derechos de los homosexuales en Rusia, el rechazo de adopción para niños rusos en los Estados Unidos y el caso de Edward Snowden, el cual todavía está muy sensible.
La solución que se ha encontrado ahora –la transferencia de las armas químicas a la comunidad internacional– es una situación clásica de ganar-ganar: Putin ya no puede ser acusado de apoyar la guerra y Obama puede terminar un debate políticamente sensible sin perder la cara.
Con la adhesión de Siria a la Convención sobre Armas Químicas de las Naciones Unidas, así como el compromiso de renunciar a sus armas químicas y transferirlas a la comunidad internacional, el gobierno de Assad gana tiempo. Un procedimiento complicado de los inspectores, los plazos y la burocracia crea las posibilidades de un juego del gato y el ratón y así podrá mantener su status quo probablemente por otros años.
Siria seguirá siendo un foco de conflicto en los próximos meses o años, y las disputas internas podrían degenerar fácilmente en un incendio en Israel, en Irak o Líbano. Incluso ahora el mayor campo de refugiados de Siria es la quinta ciudad más grande en el Líbano. Sin embargo, entender las razones de cada una de las partes involucradas es fundamental para entender el conflicto y sus alcances.
*Rolf Siegel es Consultor Asociado de Inteligencia Pública


consultado 21 de septiembre 2013 http://www.animalpolitico.com/blogueros-inteligencia-publica/2013/09/19/que-pasa-en-siria-una-explicacion-del-conflicto/#ixzz2fNjMReuR