Lluvia
“Está
lloviendo ayer”, me dice un lugareño, a la salida de la ciudad de San
Cristóbal de Las Casas. Ayer fue el día de San Cristobalito, que siempre
viene con lluvia y esta vez vino seco, y por eso es de ayer esta lluvia
de hoy.
En
el camino hacia la comunidad de Oventic, bajo la lluvia, la frase me
zumba en la cabeza. En Chiapas está lloviendo ayer, pero no sólo porque
San Cristobalito se había olvidado de mojarnos.
Nos
han abierto su casa los olvidados de la tierra. Tenían que ser los más
generosos, estos que son los más pobres entre los pobres de toda
pobrecía. En las comunidades zapatistas de la selva Lacandona y de los
altos de Chiapas, nos hemos juntado los venidos de más de cuarenta
países.
-Vengan a ofrecer su palabra -invitaron los dueños de casa.
A
machete limpio, ellos han levantado pirámides de troncos, para darnos
cobijo ante la lluvia incesante. Amuchados en el barro, entre perros
flacos y niños descalzos, compartimos ideas, dudas, proyectos, delirios.
Durante toda una semana, chapoteamos juntos cinco mil mujeres y hombres
que nos negamos a creer que la ley del mercado es la ley de la
naturaleza humana, desde el Superbarrio mexicano hasta las madres
angustiadas de Plaza de Mayo, pasando por los campesinos sin tierra del
Brasil y las feministas, los homosexuales y los sindicalistas y los
ecologistas de todas partes.
Nuestros anfitriones andan enmascarados:
-Detrás de estos pasamontañas -nos dicen- estamos ustedes.
Niebla
La
niebla es el pasamontañas que usa la selva. Así ella oculta a sus hijos
perseguidos. De la niebla salen, a la niebla vuelven: la gente de aquí
viste ropas majestuosas, camina flotando, calla o habla de callada
manera. Estos príncipes, condenados a la servidumbre, fueron los
primeros y son los últimos. Les han arrancado la tierra, les han negado
la palabra, les han prohibido la memoria. Pero ellos han sabido
refugiarse en la niebla, en el misterio, y de allí han salido,
enmascarados, para desenmascarar al poder que los humilla.
Los mayas, hijos de los días, están hechos de tiempo:
-En el suelo del tiempo -dice Marcos- escribimos los garabatos que llamamos historia.
Marcos,
el portavoz, llegó de afuera. Les habló, no le entendieron. Entonces se
metió en la niebla, aprendió a escuchar y fue capaz de hablar. Ahora
habla desde ellos, es voz de voces.
Aviones
De
vez en cuando, algún avión o helicóptero sobrevuela las cinco distantes
comunidades donde está ocurriendo la multitudinaria reunión
internacional que han convocado los zapatistas. Son los militares, que
avisan a los indios:
-Ellos se irán, nosotros quedamos.
Ya
ocurrió en Guadalupe Tepeyac. Esa comunidad, ahora es cuartel. Allí se
hizo la primera concentración de solidaridad con los zapatistas. Miles
de gentes llegaron. Cuando se fueron, el ejército invadió. En febrero
del año pasado, el ejército usurpó la tierra, las casas y las cosas,
expulsó a los indígenas y se quedó con todo lo que ellos habían creado,
abriendo selva, en medio siglo de trabajo. Pero desde entonces el
zapatismo ha crecido mucho. Cuanto más fuerte resuena su voz en el
mundo, menos impunidad tiene el poder.
-No podemos salvarnos solos -dicen los zapatistas, y dicen:
-Nadie puede.
Exorcismo
Cuando
una comunidad se portaba mal, y se negaban sus hombres a ser esclavos
de las haciendas, la tropa se los llevaba -y nunca más-. Hartos de morir
por bala o hambre, los indígenas se armaron. Con más palos que fusiles,
pero se armaron.
Como
en Guatemala, la tierra vecina donde viven otros mayas, no fue la
guerrilla la que provocó la represión. Más bien fue la represión la que
hizo inevitable a la guerrilla. De los delegados de las comunidades que
acudieron al Primer Congreso Indígena de Chiapas, en 1975, pocos
sobrevivieron. En el Quiché, en Guatemala, entre 1976 y 1978, el
gobierno asesinó a 168 líderes de las cooperativas que habían florecido
en la región. Cuatro años después, invocando a la guerrilla como
coartada, el ejército guatemalteco redujo a cenizas a cuatrocientas
cuarenta comunidades indígenas.
A
uno y otro lado de la frontera, las víctimas son indígenas, y los
soldados también. Estos indios usados contra los indios, están al mando
de oficiales mestizos, que en cada crimen realizan una feroz ceremonia
de exorcismo contra la mitad de su sangre.
Cuando
el año 94 olía a bebé recién nacido, los zapatistas aguaron la fiesta
del gobierno mexicano, que estaba loco de contento declarando la
libertad del dinero. Por las bocas de sus fusiles resonaron las voces de
los jamás escuchados, que así se hicieron oír.
Pero
los fusiles zapatistas quieren ser inútiles. Este no es un movimiento
enamorado de la muerte, no siente el menor placer en disparar tiros y ni
siquiera consignas, y tampoco se propone tomar el poder. Viene de lo
más lejos del tiempo y de lo más hondo de la tierra: tiene mucho que
denunciar, pero también tiene mucho que celebrar. Al fin y al cabo,
cinco siglos de horror no han sido capaces de exterminar a las
comunidades, ni a su milenaria manera de trabajar y vivir en solidaridad
humana y en comunión con la naturaleza.
Los
zapatistas quieren cumplir en paz su tarea, que en resumidas cuentas
consiste en ayudar a que despierten los músculos secretos de la dignidad
humana. Contra el horror, el humor: hay que reír mucho para hacer un
mundo nuevo, dice Marcos, porque si no, el mundo nuevo nos va a salir
cuadrado, y no va a girar.
Lluvia
Chiapas
quiere ser un centro de resistencia contra la infamia y la estupidez, y
en eso está. Y en eso estamos, o quisiéramos estar, los que nos hemos
enredado en las discusiones de estos días. Aquí, en esta comunidad
llamada La Realidad, donde falta todo menos las ganas, cae la lluvia a
todo dar. El estrépito de la lluvia no deja oír las voces, que a veces
son ponencias de plomo o discursos de nunca acabar, pero mal que bien
nos vamos entendiendo en la tronadera, porque bien valen la pena la
voluntad de justicia y la luminosa diversidad del mundo. Y mientras
tanto, como diría aquel lugareño de San Cristóbal que quizá se llama
Julio, está lloviendo mañana la lluvia que llueve y llueve y llueve.
fuente:http://javiersoriaj.wordpress.com/2012/04/05/cronica-de-chiapas/
fuente:http://javiersoriaj.wordpress.com/2012/04/05/cronica-de-chiapas/
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